LA PROMESA DEL ESPIRITU
SANTO
El
Espíritu de Dios se derramó sobre los discípulos de Jesús en el día de
Pentecostés dándoles fuerza y capacidad para seguirle. La promesa de la venida
del Espíritu Santo es también para nosotros hoy. El Espíritu Santo está
deseando hacer su obra de transformación en nosotros como hizo con los
discípulos en el pasado y como lo declara la siguiente cita Bíblica.
Cuando llegó el día de Pentecostés,
estaban todos unánimes juntos. Y de
repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el
cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas
repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y
comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Moraban
entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el
cielo. Y hecho este estruendo, se juntó
la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia
lengua. Y estaban atónitos y
maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?, ¿Cómo,
pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos
nacido? Partos, medos, elamitas, y los
que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en
Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y
romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les
oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. Y estaban todos atónitos y perplejos,
diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? Mas otros, burlándose, decían:
Están llenos de mosto.
Hechos 2:1-13
A
veces pensamos que los discípulos que vivieron con Jesús fueron afortunados,
porque oyeron en directo la palabra de Jesús, vieron con sus propios ojos los
milagros que él hacía e incluso se les apareció resucitado después de
morir. Los discípulos creyeron que Jesús era
verdaderamente el hijo de Dios todopoderoso. ¿Tú hubieras creído en Jesús si lo
hubieras conocido en ese tiempo? ¿Tú le habrías seguido?
Pero
no fue fácil para los discípulos seguir los pasos de Jesús. Después de morir
Jesús en la cruz, los discípulos no se atrevían a salir de sus casas. Tenían miedo de que los apresaran, los
interrogaran y descubrieran que eran discípulos de Jesús. "No dijeron nada a nadie, porque tenían miedo" (Marcos
16:8) ¿Qué les podría pasar?
Que
también a ellos los crucificaran. ¿Tú tendrías miedo? ¿Cómo te sentirías? asustado,
preocupado, triste, desorientado, sin esperanza.
Jesús
conocía a sus discípulos y sabía cómo estaban, cómo se sentían. Tenía preparada
una sorpresa para ellos, algo que ya les había prometido.
"Os conviene que yo me vaya;
porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito, pero si me voy, os lo
enviaré”
Juan 16,7
¿Qué les había prometido?, Que les enviaría el
Espíritu Santo. Leamos con atención lo que pasó:
"Al llegar el día de
Pentecostés, estaban todos reunidos con un mismo objetivo. De repente vino del
cielo un ruido como una impetuosa ráfaga de viento, que llenó toda la casa en
la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se
repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; se llenaron todos de Espíritu
Santo y se pusieron a hablar en diversas lenguas, según el Espíritu les
concedía expresarse. Residían en Jerusalén hombres piadosos, venidos de todas
las naciones que hay bajo el cielo. Al producirse aquel ruido la gente se
congregó y se llenó de estupor, porque cada uno les oía hablar en su propia
lengua. Estupefactos y admirados decían: ‘¿Es que no son galileos todos estos
que están hablando? Pues ¿cómo cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia
lengua nativa: ....les oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de
Dios?’ Todos estaban estupefactos y perplejos y se decían unos a otros: ‘¿Qué
significa esto?"
Hechos 2:1-12
¿Qué
pasó? Los discípulos recibieron el don del Espíritu Santo, que vino como viento
y lenguas de fuego. Y si seguimos leyendo el libro de los Hechos
de los Apóstoles descubrimos que el miedo que tenían desaparece, que ya no
permanecen con las bocas cerradas sino que hablan de las maravillas de Dios,
que han recuperado la esperanza, que tienen nuevas fuerzas, nuevas energías
para seguir a Dios y su tristeza se ha convertido en gozo.
Son
hombres nuevos. Hombres nuevos por la acción del Espíritu Santo. ¿Tú quieres
ser un hombre nuevo? La promesa del Espíritu Santo no era sólo para los
discípulos de los tiempos de Jesús, es para ti ahora, para hoy.
Dice
la Palabra de Dios:
La promesa es para vosotros y para
vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor
Dios nuestro
Hechos 2:39
¿Has
sentido alguna vez miedo? ¿Has sentido alguna vez tristeza? ¿Te han fallado las
fuerzas para hacer tus obligaciones, para orar a Dios Padre y a Jesús, para
hablar a los demás de Jesús?, Jesús no te deja sólo, ha cumplido su promesa y
el Espíritu de Dios está sobre ti para renovar tus fuerzas y darte alegría. El
Espíritu Santo está deseando venir en nuestra ayuda como lo hizo con los
discípulos de Jesús. Pero tienes que pagar un precio: vivir como
hijo de Dios y sometido a Él.
Recuerda
la promesa es para ti hoy, Dios tiene grandes planes para ti y tu familia, pide
cada día a Dios la promesa del Espíritu Santo que sin duda alguna Dios te la va
a dar.
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